A medida que recorremos el
camino, revolucionamos la existencia del ser humano en cada instante de nuestra
vida. En cada canción, en cada cigarrillo, en cada polvo. Caemos, ardemos en
llamas, fulminamos nuestros sentimientos, y de repente, de las arduas cenizas
resurgimos en un nuevo ser, manteniendo la esencia, cambiando la realidad.
Renovamos patrones, creamos
nuevos sentimientos, revivimos antiguos y nos convertimos en homicidas de los
mismos. Reímos, lloramos y pasamos largas noches sin dormir. Llenamos ceniceros
de olvido y vaciamos copas de dolor. Y todo, para seguir con el reciclaje, el
reciclaje de nuestra alma, la que creemos perdida y siempre esta ahí, o al
menos su esencia. Y ¿ qué es la esencia si no nuestra verdadera realidad?.
Tantas veces hemos
intentado seguir el ritmo social de nuestra vida, cambiar nuestros patrones
para luego, fracasar en el intento puesto que ese ritmo no pertenece a nuestra
esencia, no es nuestra realidad. ¿Qué es más importante, la realidad social, o
nuestra verdadera realidad?¿Seguir los esquemas o crear un esquema propio que
probablemente nunca sea aceptado
socialmente?
Ahí se encuentra la
revolución, ninguno de nosotros queremos ser una oveja aunque en ocasiones nos
pongamos el disfraz. Todos queremos cambiar el mundo, aunque sea en nuestros
sueños más profundos.
Hagamos de las palabras un significado, hagamos de
los sueños una realidad, nuestra realidad, nuestra esencia.
Adrian Green.
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