Hundiéndome en un abismo letal y profundo escribo estas palabras entre cuatro muros que me oprimen, ante una pantalla de ordenador sucia y con un cigarrillo en la mano que llena de humo el gran vacío que siento en mi alma.
La ciencia empírica dice demostrar que la mente no se puede poner en blanco, pues se equivocan. Hay momentos en que por las cuchilladas mortíferas asestadas por un cúmulo de lobos trajeados que se hacen llamar profesores que aúllan al amanecer robándome mi alma, por la tortura de la soledad y la falta de amor dentro de mi corazón desgajado como una naranja, mi mente queda nula de raciocinio y veo como caigo y caigo sin llegar a ninguna parte.
Bajo en picado al lugar donde se rompieron las ilusiones, donde yacen las mentiras y los engaños donde la vida no tiene sentido y donde el mundo está a la inversa. Viajo despojado de mi alma y de mis sentimientos a un lugar tan sórdido que ni puedo describirlo con palabras.
No puedo sentir, no puedo expresar, entonces ¿ Qué me queda?
Me niego a ser una oveja, paso, que le arranquen la piel a tiras a otro que se deje, quiero mi abrigo de felicidad para mantener caliente mi espíritu, quiero mis ganas de seguir adelante, pero me siento impotente al observar que en esta sucia realidad, los que viven son las ovejas, los que oprimen son los lobos y los que mueren son los poetas.
Después de leerte me dirigí como un puto autómata a la toilette para dejarme empapar por el agua de la ducha.
ResponderEliminarCuando el indicador luminoso del calienta biberones se puso a parpadear al frenético ritmo funky de El Padrino del Soul, supe que el gel estaba a la temperatura programada y por fin podría evitar el impacto del frío.
... Me sequé con mi toalla de piel de oveja, me vestí con mi abrigo de felicidad para mantener caliente mi espíritu y me fui a pasear en perfecta sintonía con tu nuevo texto. Abstraído y olvidándome mis Winston en algún lugar de mi casa.