Soñé mil noches con tu presencia, sentí desde lejos que
llegaría tu calor, pensé que no aparecerías nunca, y de repente me di cuenta de
mi error.
Y fue en ese momento,
mientras ahogaba mis penas en un solo lamento, cuando apareció
esa luz, que ilumina mis noches, que completa mi alma, que despierta mi corazón.
No tengo miedo de despertar, porque esto no es un sueño,
esto es de verdad, y por fin, después de mucho tiempo caminar, tendré una suave
mano a la que poderme agarrar, que me apretará fuerte y espero, no me soltará,
porque esto no es un sueño, esto es la realidad.
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