miércoles, 18 de diciembre de 2013

Dejarlo todo.





Quise correr, gritar, saltar de cabeza al agua, remar hasta no sentir los brazos, sumergirme bajo la corriente, luchar contra los elementos, sentir la fuerza del mar en mi cuerpo, leer sus movimientos, notar como poco a poco me va arrastrando hacia la felicidad, volando en una alfombra mágica hacia las profundidades de la caverna, para después salir de allí y pensar en dejarlo todo por un puñado de olas perfectas.